Por el Diácono Fernando Bestard.
Pablo nos dice que “caminamos guiados por la fe” en nuestra segunda lectura de este domingo. ¿Pero que es esto de caminar por la vida con una fe religiosa? ¿Requiere esto un salto ciego a la oscuridad, como dicen algunos? ¿Sera un sentimiento igualmente ciego hacia Dios, o, algo para agarrarnos, como salvavidas, en un mar de incertidumbres?
Podemos considerar tres otras alternativas de caminar por la vida.
La primera alternativa es caminar bajo la luz de una religión natural. Esta persona mira las maravillas del mundo y de los cielos y razona que tiene que haber un Creador para todo esto y decide İDios existe! El mismo San Pablo, llaga a esta conclusión. El religioso natural conoce a Dios, pero sin fe, solo por racionamiento. Y así es fácilmente descarriado porque su idea de Dios esta sujeta a los muchos errores que afectan nuestro raciocinio.
La segunda manera de caminar en fe es la del agnostico. Este no dice que hay un Dios, pero tampoco que no lo hay. Los males del mundo, o sus propios, lo ciegan a la evidencia. No tiene respuestas, camina por el mundo solo lleno de preguntas.
Y la ultima alternativa de caminar por la vida es la del ateo, que cree en un dogma inventado por el mismo: İDios no existe! Las escrituras dicen de el “Es un necio”. Por lo tanto la alternativas a caminar la vida por fe es caminar negando la existencia de Dios, o ponerla en duda, o saber casi nada de Dios y su plan para nosotros.
¿Cuál es entonces la solución? No hay ninguna sin la ayuda de Dios, porque no hay solución sin fe, y la fe solo es posible con la ayuda de Dios. Esto lo vemos claro si consideramos que solo hay dos maneras de aprender, de adquirir conocimiento de Dios o cualquier otra cosa: o lo aprendemos nosotros, o alguien nos enseña. Para ganar conocimiento de Dios de la segunda manera necesitamos ganar fe a través de la palabra y testimonio de un creyente, alguien que nos guie a través de la verdad revelada por Dios. Como la madre le advierte al hijo de no poner la mano en una hornilla caliente, así la Iglesia nos prepara para caminar en fe con sus enseñanzas y advertencias. Ignorar la advertencia de la madre o dela Iglesia (madre espiritual) trae graves consecuencias para el niño o para el creyente. Como dice Pablo no vemos, pero sabemos a dónde nos dirigimos?