Por el Diácono Enrique Alonso:
El Papa Francisco dijo en su homilía sobre de esta lectura: “Si queremos tener vida en nosotros y llevar frutos de vida eterna, tenemos que permanecer siempre unidos a Cristo”
Yo acostumbraba a usar esta Parábola cuando daba preparación a los padres para el bautizo de sus niños y a los Catecúmenos para su Confirmación durante la Pascua explicándoles como a través del bautismo nosotros estábamos unidos a Cristo de por vida y al recibir al Espíritu Santo estábamos obligados a dar fruto de vida con nuestra propia vida.
La Parábola tiene 2 dimensiones. Una es la dependencia que tenemos de Dios porque él es nuestra vida, por el respiramos, vivimos, actuamos. Y la segunda es un recordatorio que sin esa sabia de su Palabra no somos capaces de extender la buena nueva porque no tenemos vida propia.
Nosotros en particular, hemos sido llamados para una misión concreta: el dar a conocer el Evangelio. Pero antes de hacer eso debemos de haber absorbido ese evangelio en nuestra propia vida y en nuestros actos para que como dice la Escritura: “Para que el mundo crea”
En estos tiempos difíciles que acabamos de pasar debimos de haber tenido presente esta verdad. Primeramente con nuestra fe y nuestra confianza en el Señor, sabiendo que el cuidaría de nosotros y que en la constante conexión que tenemos con él, a través de la oración, nos mantendría en esta prueba. Y en segundo lugar también a través de la oración podíamos dar fortaleza y consuelo a aquellos que necesitaban de nosotros.
Este Evangelio nos habla a nosotros particularmente; a aquellos que hemos respondido al llamado de seguirlo y llevar a cabo la misión que nos encomendó, de servir a los demás y que igual que a los apóstoles nos dice: “Ustedes ya están limpios; la palabra que les he dirigido los ha purificado. Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes”
Que nuestra oración sea constante y nuestro testimonio verdadero para permanecer unidos a la Vid y dar buenos frutos. El Papa ha dicho: “Todos podemos permanecer unidos a Jesús de manera nueva. Si por el contrario uno perdiera la comunión con él, se volvería estéril, esto es más dañino para la comunidad “, porque no estamos trasmitiendo la sangre de esta nueva vida que el Señor nos ha ganado en la cruz y que ahora en este tiempo que celebramos la Resurrección celebramos esta nueva vida.
Pido que el Señor nos ayude a recordar, que representamos para la Iglesia? Es necesario cuidar también de nosotros mismos y de nuestro actuar en la vida. Nosotros debemos de tener una lucha constante entre lo que somos y lo que debemos de ser. La oración nos mantendrá unidos a la Vid.
Que Dios y la Virgen los bendiga ¡!